ORTIGA

Devota Ortiga, me ha torturado desde que me pario, he sido lacerado, humillado y esta vez cruelmente destrozado el corazón.
Arribamos al hospital con ampollas en las piernas de Miguel, causadas por quemaduras de segundo grado, él gritaba de dolor, yo me golpeaba contra la pared impotentemente por ser un esclavo de la santa inquisición.
Sostenía a Miguel en mis brazos, en tres segundos enfermeras y doctores lo separaron de mí, pero más doloroso era el despiadado castigo de Ortiga que me obligó a abandonar a mi amor entre llanto y sufrimiento.    
Con lágrimas en los ojos me marche del hospital, recordando esa mañana llena de luz, cuando Miguel entró al salón de clases, coronado con el fulgor de sus cabellos de sol, el cielo en sus ojos y su piel bronceada de verano.
Soy pianista y mis melodías sonorizaban hacia al látigo del demonio de la cruz; pero Miguel llegó a darme felicidad; fue mi discípulo, mi amante, mi arcángel…
Después de algunos meses de impartir notas musicales a mi alumno, los acordes nos llevaron al confesionario de una amistad sincera: Miguel a los seis años de edad cayó en las garras de un agresor sexual, y yo con bochorno en la mirada le confesé que era violado todos los días por Ortiga y su clero.
No podíamos tapar al sol con un dedo, sabíamos que adentro de nuestros cuerpos corría un deseo incontrolable, con nuestras manos rozándose sobre las teclas del piano y con el romanticismo de Myra Hess de testigo, al finalizar la tonada, Miguel posó el calor de sus labios sobre los míos. Y desde ese entonces los conciertos musicales que tocábamos eran de pasión.
Y ahora soy un alma triste martirizada por el pecado, soy solo el monaguillo de Ortiga y sus mandamientos. Ha pasado mucho tiempo desde que renuncie a sonreír en ese hospital, Ortiga me ordenó a desposar a la mujer de los ojos virolos, la hija del carnicero, para ser digno de entrar al paraíso de Dios.
Una noche Miguel se apareció en mi casa, yo asustado por tantos fantasmas que he visto no lo podía creer, era un ángel desprendiendo cristales de brillos que ha venido para liberarme del infierno de mi vida.
Yo estupefacto sin poder pronunciar ninguna palabra, presencie como ese ser refulgente se acercaba a la habitación de Ortiga empuñando un filo cuchillo.
Ortiga abrió los ojos y exhaló por última vez, cuando Miguel saltó sobre mi madre envistiéndola, salpicando sangre sobre la alfombra y las cortinas al compás de Ignacy Jan Paderewski en Manru.
Al terminar la opera del homicidio, Miguel y yo enterramos a Ortiga en el patio trasero de la casa junto a la santa inquisición.
Yo fui condenado por mi madre sin piedad, y de la misma forma olvidaría en lo profundo de la tierra sus azotes, sus castigos, su religión…
Tenía cinco años cuando bautice a mi madre como Ortiga, porque todas las noches de mi desnuda infancia, ella tomaba en sus manos las matas de ortiga y procedía a enseñarme la inclemencia de Dios: Amarás a Dios sobre todas las cosas, no tomarás el nombre de Dios en vano, santificarás las fiestas, honrarás a tu padre y a tu madre, no matarás, no cometerás actor impuros, no robarás, no darás falso testimonio, no consentirás pensamientos ni deseos impuros, no codiciarás los bienes ajenos.
Sí, así sonaban los diez flagelos, pero nunca pude perdonar al verdugo, cuando un día doña Ortiga me encontró en el placentero acto de amor con Miguel, ella como el juez del crucifijo entró a la habitación sujetando una olla con agua hirviendo, para lanzar el castigo a los impíos.
Cuando amaneció, después del sepelio de Ortiga, Miguel y yo vimos la luz, él me rescato del infierno, éramos libres para amarnos y olvidar las cicatrices…  

DÓNDE DORMIRÁN LAS MARIPOSAS

Todas las mariposas vuelan entre rosas y espinas, quieren conquistar el alba e iluminarse con el sol de la mañana.

Turquesa se educó con figuras de letras; su alma siempre defendió a los frágiles; y peleo contra los depredadores, ignaros y números inhumanos. Ha recolectado polen de sabiduría  desmedida y diamantes para volar en la otoñal década de sus días, con una forma de vihuela. En su mano derecha sostenía las medallas, las condecoraciones y las ganas de entrar a una comunidad de lindas florecillas, al cual aún no pertenecía. Iba dejando en el pasado el contorno masculino para maquillarse de tono porcelana, vestirse con corolas ajustadas y tinturar con estrógenos rubios sus canas. Era orgullosa del cambio, cada vez inyectaba, más vanidad en sus venas para construir sus alas femeninas. Soñaba ser la lamparilla luchadora de la sociedad con la espada de los libros y atraer miradas con las curvas voluptuosas impregnadas en los contoneos coquetos de las caderas.

Violeta fue criada bajo el yugo del rosario y la biblia; su esencia era la Magdalena del altísimo enfurecido; amaba y fornicaba con un ser omnipotente en su oración repulsiva. Se confesaba todas las noches ante los santos del cielo por sentir el deseo del estambre cuando es penetrado por la dureza del viril pistilo, guardaba en el cofre de los secretos los pétalos sutiles de lencería con encaje rojo y tacones con brillos, esperando ser acariciada por un avispón divino. Volaba posándose en las cruces para excomulgar y latiguear sus pecados y delirios. Entre cirios, velas y vírgenes sagradas palpitaba en su corazón a las llamas del infierno, expulsando polillas de miedo, adentro de sus pantaloncillos. Soñaba ser poseída por el demonio de la pasión en una noche de martirios y crucificar a los temores junto a su piel impía envuelta con ligueros destructivos.      

La bellísima Blanca tuvo el infortunio de una cuna de hambre y exiguo; esa alevilla nunca tuvo escrúpulos; tenía el carácter gris que asesinaba a las hadas de la alborada; era dueña de la noche y del crepúsculo al servicio. De esquina en esquina ella delinquía al frío, ventilando sus hermosos rizos. Con sempiterna vestidura paraba autos en callejones imprevistos, pues aprovechaba su excesiva beldad y juventud para recolectar oro con manía. Debía alimentar a su estirpe que vivía entre los verdes árboles y una casita de guadua. Su madre era conocedora de la pétrea labor y a diario enviaba en amapolas su inmaculado amor, para a cambio recibir el follaje marchito de la economía. Soñaba retornar sobre un águila dorado y alcanzar sonrisas rodeada de su humilde destino.       

Esmeralda nació repudiando su falo inscrito, en la mochila de la andrógina pubertad guardaba su torbellino. Era la última luciérnaga de su generación y nunca pudo desamarrar el bozal de su frustración. Como un miserable insecto se callaba, cuando el negro alacrán de su padre despedazaba a los claveles que querían ser gardenias. En el ojo del huracán era asechada por machos-peligros, silenciaba sus movimientos para no ser descubierto el intenso anhelo de usar vestido. El rosado tatuaje de nacimiento iba erosionando con coraje para escapar del patriarcal tela araña hacia tierras utópicas, donde los troncos puedan mutar en capullos finos. Soñaba dejar la cascara de oruga para planear por el mundo como una doncella elíptica.

Las mariposas dormían en las lecturas desinteresadas de los periódicos proscritos.

En el barrio Antiguo del Tejar de ciudad de Cuenca los moradores detectaron un hedor fétido proveniente de un departamento de la urbanización, los policías allanaron el lugar y fue encontrado un hombre de aproximadamente 40 años de edad. El occiso se encontraba rodeado de frascos de aceite de dudosa procedencia; y  con una jeringuilla introducida en el muslo derecho conteniendo la misma sustancia. Los vecinos aseguraron que el cadáver era un profesor de un prestigiado Instituto Educativo de la ciudad, pero en las últimas fechas lo habían visto ejerciendo conductas pervertidas y vistiendo indumentarias del sexo opuesto.

Esta mañana fue ensuciado el Centro Histórico de Quito con sangre y depravación, eran las seis de la mañana cuando los transeúntes del sector se asustaron y conmocionaron al ver a un travesti caminando por la Plaza de San Francisco, cual aparentaba haber pernoctado con anormales prácticas sexuales y vicios, el degenerado hombre de calculados 30 años de edad portaba una peluca amarilla y un vestido tinto, cuando sorpresivamente sacó una arma blanca y se suicidó cortándose la yugular. Las autoridades y mandatarios del país han comunicado a la Nación que se trabajará para limpiar ese deshonroso acto que afecta el desarrollo turístico.          

En una quebrada del cantón Tenjél en la provincia del Guayas fue encontrado un joven transexual, brutalmente asesinado, se presume que el antisocial se dedicaba a ejercer los delitos de: delincuencia, prostitución y narcotráfico; porque cerca del siniestro se halló una cartera de mujer conteniendo una suma cuantiosa de dinero y varios gramos de estupefacientes. Los días han pasado, a la morgue ningún familiar se ha acercado a reclamar el cuerpo. Para los investigadores forenses ha sido imposible identificar el cadáver, porque en su cuerpo presenta cambios invasivos físicos al de su sexo biológico.  

Un accidente de tránsito ocurrió esta madrugada en la autopista de Santo Domingo de los Tschilas. La irresponsable impericia del conductor contratado por el transporte público proveniente de la provincia verde causó el lamentable accidente, donde se ha cobrado la vida de un adolecente, no mayor de 15 años de edad. Se ha deducido que el prematuro fallecido viajaba sin compañía hacia la capital. Sorprendentemente entre las posiciones del varón pubescente se encontró una caja musical con la figura de una muñeca bailarina clásica que no ha cesado de sonorizar un dulce sonido.

Todas las mariposas imploran tener el tiempo para pintar sus labios de color felicidad.

EL INVITADO DE HONOR

Al sol del mediodía los vestidos de cóctel y corbatines arribaron a la capilla, trayendo las sonrisas del amor anhelado, liberando esas emociones cautivantes sumergidas en la belleza  de las flores puestas con minucioso detalle en cada banqueta.
El novio estaba ubicado frente al Santísimo y a la derechera de Dios la señora Carlota, orgullosa de presumir su vestido color melocotón y los billetes de su hijo; pues cuando su esposo se marchó con la vecina de los melones más grandes que el de su jactancia, ella para poder sobrevivir con sus dos hijos; trabajó con el agua y jabón al desgaste de la ropa ajena.       
Los abogados y jueces ya sentados en el palco del jurado rumorabán entre ellos: las veces de las miradas puestas en las orinas de todo el consorcio por parte del novio, por fin ponían caso cerrado a los 30 años de edad del mejor litigante con el juicio del matrimonio, es que cárcel merecería el trabajador de tan prestigiosa institución que no tuviera esposa e hijos.
La marcha nupcial comenzó y el invitado de honor entró, traía un regalo en vuelto el papel dorado, un misticismo en la mirada y muchos años perdidos lejos de su madre. La señora Carlota lo última vez que lo vio fue hace cinco años, su hijo mayor lo envió a estudiar bellas artes al extranjero, ella emocionada corrió gritando: papito chiquito con mil preguntas puestas, lo tomó del brazo y fueron a sentarse en la primera fila del lado derecho.
Con las sobras de la música la novia se plantó, totalmente ciega con el velo que la cubría y fríamente conspiradora con su vástago que la cola del vestido cogía.
Y escondido en los códigos moralistas el sermón religioso empezó a la salir, posterior los botos mentirosos fueron jurados a la presencia de los bostezos y eminencias somnolientas.
Y cuando el tartamudeo y aullido del “aleluya, aleluya” a las tablas mi cruz doblaron, la dama del rojo seductor se acercó al invitado de honor y le dijo: apúrate que ha llegado la hora.
Tomados del rosario caminaron a poner los lazos a los novios que se encontraban en posición de suplicas esperando recibir la bendición de honor. Cayó la una de la tarde y el sol encegueció a las decoraciones de rosas, cuando en medio del altar, del regalo dorado soltó el fulgor de un cuchillo cayendo sobre el Frac del novio.    
A la quinta sonada de la penetración sangrante doña Carlota estupefacta al suelo descendió  inconsciente, las hienas despavoridas de la capilla huyeron y al contraste del miedo pétreo de la novia el invitado de honor dijo a su hermano: un día como hoy hace quince años me pusiste en sumisión, infeliz violador.     
Meses después la vieja Carlota se presentó en la cárcel a dar la noticia al joven de 22 años de edad que sus pinturas tituladas “Muerte Obsesiva” han obtenido un éxito desmesurado.

MALDITAS LENTEJUELAS

Tan lejos de la cuidad, soy Apolo caminando hacia el ocaso del sol, errante escapando de las cadenas de Andrómeda, tratando de olvidar a las malditas lentejuelas.
Mientras las luces se prendían y los cenitales apuntaban la actuación, yo permanecía atrás del telón, observando el alter ego de mi amor, la faceta irreal, las dudas de los colores iridiscentes cuales lo hacían deslumbrar y los tonos negros y grises cuales a mí, me brindaban intranquilidad.      
Esa reina dramatizaba mi repulsión; con plataformas de casi veinte centímetros, esos mismos centímetros, cuando estaba boca abajo lo hacían apretar los glúteos; con esa peluca afrodisiaca y fucsia que a mi ver era furcia; con plumas develando a la gallina.
Cuando su último movimiento finalizaba los plausos y gritos se disparaban, retumbando la tarima; pero la mímica no terminaba, yo continuaba con la comedia y con prisa lo obligaba a regresar al hombre, a punta pies hacerlo desechar de ese maquille circense y liberarse de la sotana de monja y los ligueros de prostituta.   
Ahora estoy aquí, muy lejos de la pervertida Mariscal, recordando al muchacho vivaz, a ese niño inocente nacido para triunfar, a esa caricatura ridiculizando a nuestro limbo.
Acción tras acción, fue un instantáneo performance, yo era dichoso de poseer al adonis más atractivo de aquel lugar, de ligar entre el ruido de la música eléctrica, entre el humo escondiendo los roces colocados en la entrepierna y la pareja idealiza entre las envidias externas.
Sin darme tiempo de estudiar el guion, él solo me dijo: seré Andrómeda la artista, la diosa de la noche obscura, y yo pensé: serás la sátira del callejón.
Después de varios meses de acostumbrarme a ver la exageración de mujer, de desligarme y esperarle en tinieblas que llegase con converse rojos y jean, para al segundo acto desnudarlo.
Él ya no era el mismo, a cada momento, en cada posición, en mis hombros no podía soportar la cruz de las piernas de Andrómeda. Y decidí marcharme, solo pensaba en penetrar a la emperatriz al desván y liberar al apolíneo del baúl.
Por esa razón me encuentro lejos de las constelaciones y escenarios, intentando arrancar de mí a la furia de Poseidón.
Aunque intente desprender y matar las estéticas viriles; la barba de la madrugada, los músculos de su espalda, me fue imposible y regrese a buscarlo.    
Dos calles más abajo donde él hacía su presentación, vislumbré un travesti buscando un aventón. Portaba un trapo de lentejuelas que apenas lo cubría el trasero, un cinturón más que carmesí era encarnecido y una peluca rubia del color de burdel.      
Tres pasos más allá alcance a reconocer el lunar de nacimiento en forma de corazón de la pierna derecha subiéndose al auto plata desmesurado. Y a debajo de un árbol de tilo esperé a mis miedos me dieran la cara, mi alma caía con las cenizas del cigarrillo imaginando el servicio sin misericordias que clavaba la estaca trapera a mi amor.
Andrómeda había encadenado todas mis esperanzas, a la velada siguiente sin piedad regrese al bulevar, tome al personaje del brazo y sus ojos lágrimas de despedida de brindó. Yo pude haber aceptado el final, pero jamás aceptaría el desgaste del dinero fornicador, y comprendí; aquel adonis ya era solo sombras y fue cuando a la diosa empujé al monstruo de  Ceto que se acercaba en cuatro ruedas velozmente.          
Lo único que me queda es seguir caminando hasta llegar a dominios de Tritón, y allí convertirme en Perseo, pera ofrendar joyas e implorar suplicas a Andrómeda para que me permita amar a mí gran ilusión.

EL DIARIO DE LA CORTESANA INCA

Llevo días viajando en este barco, observar el infinito mar me brinda calma y apacigua el miedo que surge desde mi corazón. Todos esperan el arribo hacia tierras desconocidas.
Mi condena fue dejar la “Madre Patria” para acompañar y satisfacer a los conquistadores; Y no quiero encontrar a mi verdugo.
Por meses este barco ha sido nuestra cárcel, Francisco se encuentra muy inquieto y presuroso, en momentos pierde la paciencia, las noches de pasión y deseo han disminuido.
Todavía recuerdo aquella noche de fuego que traicione al Rey Felipe II. Yo fui la amante de la corona española ahora soy la amante de estos barbaros y su líder, no puedo negar: la primera conquista de Francisco fue todo mi ser, siento que ahora le pertenezco y él es mi dueño.
A pasado un mes desde que zarpamos de España, no fue mi tierra de origen, no fue mi hogar, pero si fue mi imperio, riquezas y joyas llenaban mi playa. No me arrepiento por haberlo perdido todo, ya no tengo oro pero continuo con mi alma libre.
Aterrador fue el momento cuando escuche “Tierra” Mi corazón se agito, siento al infierno aproximarse.
Después de dos meses de explorar este nuevo mundo, me he vuelto enamorar de la belleza, no es oro, es la majestuosidad de sus paisajes
El viaje me cansa demasiado y no hemos encontrado ni visto personas. Los sacerdotes están notando mi falta de interés en Dios, pero mi alma no respeta esa divinidad que me ha brindado odio.
Hemos recorrido un largo camino y Francisco está entusiasmado, ha vuelto su ímpetu, cada noche me posee y observo en sus ojos el mismo brillo de ambición que yo tuve cuando traicione al rey
Hoy en medio del páramo encontré una impresionante cascada, voy a ser la ninfa de este lugar y bailare entre las aguas puras y cristalinas.
He regresado a mi cascada, es mi preciada posesión, quiero buscar un lugar para inspirarme y escribir sobre mi bosque, mi tesoro en forma de naturaleza…. fui a excursionar y unos metros más abajo observe una construcción hecha de piedra en forma de piscina, y no quiero contar a Francisco acerca de mi hallazgo.
Después de varios días conseguí escaparme de las miradas de los soldados para regresar a la cascada, mi corazón sentía el llamado por aquel lugar. En un parpadeo me convierto en la ninfa de las aguas. El sol estaba cayendo, envuelta en éxtasis y desnudes  ante mi deslumbro un reflejo dorado,  mis ojos no distinguían el físico de un glorioso caballo salvaje, nuestros cabellos negros y largos volaban entre el viento como si una fuerza se levantaba entre él y yo, mi piel blanca contrastaba con su piel canela; era un hombre, el más imponente que mis ojos han visto
Por varios días de mi mente no he podido sacar el asombro e intensidad de la mirada de aquel hombre, en todo mi ser recorre el miedo.
Una madrugada los disparos de las escopetas me despertaron, mi corazón comenzó a latir muy fuerte, los soldados llegaron con la noticia que observaron a personas en una fortaleza de piedra. Es evidente lo que va pasar: Francisco y toda la tropa se está alistando, me encuentro en las puertas del infierno.
Los días han pasado, en el campamento aguardo sola con los sacerdotes; a la distancia se escuchan los disparos y gritos. Los sacerdotes me han bautizado como “la cortesana inca”: dicen que mi destino es ser la mujer que domestique a los salvajes, tratan de que mis pecados se limpien, pero de mi mente no cesa la angustia reflejada en suspiros en forma de Francisco.
Las semanas pasaron y regresó un grupo de soldados con noticias, eran muy graves: Francisco consiguió dominar a las personas del imperio de piedra; tenían prisionero a su Rey. Esta misma noche debo viajar junto a los sacerdotes para acudir al llamado de Francisco.
Llegamos a lo que los sacerdotes denominarán el Imperio Inca, las armas y el miedo había sublevado a ese pueblo. En medio de montañas y grandes muros de piedra un río de sangre y muerte era iluminado por los rayos dorados que se desprendían de muchos objetos de oro; era evidente, Francisco obtuvo más oro que el Rey. Cierro los ojos, dos lagrimas caen, solo yo se las consecuencias, Francisco y yo tenemos el mismo rostro de  ambición.
Los días pasaron ante la muerte y sufrimiento de los incas mientras que Francisco se llenaba de regocijo, El rey estaba enterado del descubrimiento y nuevas tropas españolas venían en camino. Para mi suerte entre los incas y españoles les separaba un profundo abismo; era el idioma, la falta de compresión por ambas partes a Francisco lo enfurecía.
Toda mi vida fui prisionera de la injusticia, mi crimen fue haber buscado riquezas, mis cadenas eran mi belleza, mi don era mi piel, Yo prisionera entre oro y los incas prisioneros en el lodo refugiados en la obscuridad.
Hoy Francisco solicito mi presencia, me ofreció tierras, oro  y poder a cambio de que yo lograra obtener una forma de comunicarme y comprender al Rey Inca. Sonrió solo de imaginar el hecho de ya no depender de las personas más poderosas, este es mi momento de conseguir mi libertad. Quien mejor que una cortesana para ejecutar el mejor acto de comunicación donde intervengan los cinco sentidos ¿Será que mis armas de seducción y placer logran poder comprenderme con el Rey Inca?
Decidido y con un nuevo propósito, me llevaron ante el Rey Inca; casualidad o destino era el mismo hombre de la cascada, tenía demasiados golpes y furia pero no demostraba humillación ni cansancio. Es el momento de enfrentarse a la vida y demostrar quien tiene más fortaleza: Francisco, el Rey Inca o yo.




CAP II
Yo debía convertirme en la sombra del Rey Inca, ganarme su confianza, descubrir todos los lugares de estas tierras y comenzar el proceso de castellanización; mi primera acción fue ordenar la liberación de todos los incas.
Mis visitas continuaron al Rey Inca, volvió a su trono pacíficamente en una gran sala de piedra con dos pozos de fuego al costado; y desde ese momento surgió el cambio de culturas de dos mundos; nosotros vivenciamos de sus costumbres y religión, saciamos el hambre con su agricultura e impusimos nuestras leyes.
Los meses transcurrieron en medio de una niebla de paz; Francisco asentó su campamento entre la tribu inca y cesaron el fuego. Mientras tanto yo enseñaba castellano a los Incas y aprendía de su idioma.
A cada momento los ojos del Rey Inca caían sobre mí intensa e incandescentemente quemándome como el sol y mi propósito era despertar deseo en él.
Un día el Rey Inca entro en crisis y su mente se enturbió a causa de la llegada del Jefe de los soldados incas proveniente del Gran Templo de Piedra.
Era mi momento de actuar, acercarme al Rey Inca con su semblante lleno de dudas fue muy fácil; murió la persona a quien temía y me convertí en su consejera.
Yo era consiente que Francisco vigilaba cada uno de mis movimientos; yo logre con satisfacción la misión de enseñar castellano y poder comunicarse entre incas y españoles; pero me angustiaba pensar el hecho de retomar las armas y esclavizar a los incas después de yo descubrir la localización del Gran Templo de Piedra y sus tesoros; y esta vez mi corazón me prohibía cumplir con la traición.
El Rey Inca y el jefe de los soldados incas mantenían una amistad muy fraternal. Cuando escuche una conversación entre ambos descubrí; el Imperio Inca estaba divido; un grupo de soldados incas se preparan para atacar a los españoles y expulsarlos de sus tierras; pero el Rey Inca no estaba de acuerdo y quería seguir manteniendo contacto con los blancos.

Con el tiempo una serie de enfermedades y muerte ataco a los incas; han catalogado la peste blanca; acusan a todos los europeos de traer las malas enfermedades. El jefe de los soldados incas está convencido de ejecutar un levantamiento y expulsar a los blancos para liberarse de la peste.

Mi querido diario, mi confesor. Ese hombre misterioso de mirada imponente que tiembla cuando está cerca de mí, me ha brindado un hogar, hoy mi esencia es Inca y poco a poco he perdido la burguesía.

El posesor de la corona Inca es el dueño de mis sueños, mi corazón proclama valentía para aclarar mis sentimientos.

El Rey Inca me ha confesado que un grupo de soldados incas se acercan con la finalidad de asegurar una rebelión.

En una noche de tormenta y truenos; mi piel me pide a gritos sentir las manos de Francisco, en su tienda desnuda mi alma y mi cuerpo, las gotas de lluvia armonizan el ritmo con sus besos, el conoce mi mapa, mis pensamientos, mi ser.
El ruido de los truenos se incrementaron con el arribo de un río de espectros: eran los soldados incas; triplicaban el número del pueblo. Bañados en sudor observe en los ojos de Francisco el mismo asombro cuando el provoco a los incas.
Esa maldita noche las equivocaciones caían como las hojas de los arboles sopladas por un viento fuerte ¿Cómo reaccionar cuando nuestros propósitos son empañados? ¿Cómo vivir cuando nuestros propósitos no son claros?
La prisa nos vistió con ropa ligera, Francisco ordeno traer las armas y caballería mientras yo corría a pedir explicaciones al Rey Inca. Al entrar a la sala de piedra evidencie a un imperio inca desmoronarse por las dudas.
Esta historia sería diferente sí el temor no hubiera sido protagonista, la batalla de fuerzas comenzó. Francisco entro al lugar con muchas preguntas, cuales por mucho tiempo no serían descubiertas.
Yo en medio de dos pilares, Francisco al borde de perder su ambición y el Rey Inca ahogado en las decisiones. El demonio volvío a soplar el infierno cuando Francisco agredió a Rey Inca por no tener respuestas. La turba de soldados incas sujetaron a Francisco hasta que los disparos y cañones marcaron el poder. Y fue cuando mi camino se dividió en dos; vivía la ilusión de la atracción y la paz de un hogar o tenía la ambición por el poder, la riqueza y el amor.
Cerré los ojos y mientras escuchaba gritos y disparos deje a mi corazón tomar la decisión. Yo huía de la mano del Rey Inca; ¡A lo lejos la furia de Francisco gritó mi nombre!
Refugiados en medio del bosque el sol despertó, en ese memento el Rey Inca se convirtió en mi luz y mi guía, se escucha el eco de sonidos extraños de todos los incas que la noche anterior lograron escapar, el Rey Inca me dijo: esos sonidos significan, todos nos debemos reagrupar en el Gran Templo de la Montaña.
Yo fui su amuleto y por primera vez mi rostro se pintó una sonrisa de felicidad; no voy a negar; yo quería permanecer perdida junto a mi rey. La naturaleza nos proveyó de alimentos, cuando sentía cansancio el me dejaba reposar; era el revés de la baraja, mi corazón quiere permanecer junto a mi rey.
Al día siguiente el Rey Inca me dijo: antes de ir al Gran Templo quiero ir a mis tierras, solo comprendí cuando llegamos: la cascada con la magnífica construcción de piedra; era una posición privada del Rey Inca únicamente para su uso.
Noche de luna llena, una sutil bruma se desprendía de la impresionante cascada, el olor de las orquídeas me convirtieron otra vez en ninfa, el impulso me desnudo y me sumergí en sus aguas. Sublime se realizó el más profundo de mis sueños; sutilmente el aire se prendió de seducción; mi glorioso baño partió con mis dedos peinandome; en un segundo me sorprendió el calor de su aliento en mi cuello, sus manos deslizándose por mis hombros hizo que mi espalda se encontrara con su pecho; sumergidos en las cristalinas aguas mis poros destilaban placer y lentamente mis muslos se regosijaron sintiendo el poder  y la dureza de un rey.
Exhaustos el sueño nos invadió, al despertar mi felicidad había llegado a su fin; en medio de la nada me encontraba sola; el Rey Inca se había marchado; por horas espere despertar de la pesadilla pero él no regresó.
Yo diosa de las traiciones recibía una dosis de mi propia medicina, mis lágrimas recriminaban mi equivocación; ese hombre que la noche anterior amé me hizo perder el horizonte, dejándome sola para enfrentarme al mayor de mis miedos: Francisco.
 


CONTINUARA…..