EL DIARIO DE LA CORTESANA INCA

Llevo días viajando en este barco, observar el infinito mar me brinda calma y apacigua el miedo que surge desde mi corazón. Todos esperan el arribo hacia tierras desconocidas.
Mi condena fue dejar la “Madre Patria” para acompañar y satisfacer a los conquistadores; Y no quiero encontrar a mi verdugo.
Por meses este barco ha sido nuestra cárcel, Francisco se encuentra muy inquieto y presuroso, en momentos pierde la paciencia, las noches de pasión y deseo han disminuido.
Todavía recuerdo aquella noche de fuego que traicione al Rey Felipe II. Yo fui la amante de la corona española ahora soy la amante de estos barbaros y su líder, no puedo negar: la primera conquista de Francisco fue todo mi ser, siento que ahora le pertenezco y él es mi dueño.
A pasado un mes desde que zarpamos de España, no fue mi tierra de origen, no fue mi hogar, pero si fue mi imperio, riquezas y joyas llenaban mi playa. No me arrepiento por haberlo perdido todo, ya no tengo oro pero continuo con mi alma libre.
Aterrador fue el momento cuando escuche “Tierra” Mi corazón se agito, siento al infierno aproximarse.
Después de dos meses de explorar este nuevo mundo, me he vuelto enamorar de la belleza, no es oro, es la majestuosidad de sus paisajes
El viaje me cansa demasiado y no hemos encontrado ni visto personas. Los sacerdotes están notando mi falta de interés en Dios, pero mi alma no respeta esa divinidad que me ha brindado odio.
Hemos recorrido un largo camino y Francisco está entusiasmado, ha vuelto su ímpetu, cada noche me posee y observo en sus ojos el mismo brillo de ambición que yo tuve cuando traicione al rey
Hoy en medio del páramo encontré una impresionante cascada, voy a ser la ninfa de este lugar y bailare entre las aguas puras y cristalinas.
He regresado a mi cascada, es mi preciada posesión, quiero buscar un lugar para inspirarme y escribir sobre mi bosque, mi tesoro en forma de naturaleza…. fui a excursionar y unos metros más abajo observe una construcción hecha de piedra en forma de piscina, y no quiero contar a Francisco acerca de mi hallazgo.
Después de varios días conseguí escaparme de las miradas de los soldados para regresar a la cascada, mi corazón sentía el llamado por aquel lugar. En un parpadeo me convierto en la ninfa de las aguas. El sol estaba cayendo, envuelta en éxtasis y desnudes  ante mi deslumbro un reflejo dorado,  mis ojos no distinguían el físico de un glorioso caballo salvaje, nuestros cabellos negros y largos volaban entre el viento como si una fuerza se levantaba entre él y yo, mi piel blanca contrastaba con su piel canela; era un hombre, el más imponente que mis ojos han visto
Por varios días de mi mente no he podido sacar el asombro e intensidad de la mirada de aquel hombre, en todo mi ser recorre el miedo.
Una madrugada los disparos de las escopetas me despertaron, mi corazón comenzó a latir muy fuerte, los soldados llegaron con la noticia que observaron a personas en una fortaleza de piedra. Es evidente lo que va pasar: Francisco y toda la tropa se está alistando, me encuentro en las puertas del infierno.
Los días han pasado, en el campamento aguardo sola con los sacerdotes; a la distancia se escuchan los disparos y gritos. Los sacerdotes me han bautizado como “la cortesana inca”: dicen que mi destino es ser la mujer que domestique a los salvajes, tratan de que mis pecados se limpien, pero de mi mente no cesa la angustia reflejada en suspiros en forma de Francisco.
Las semanas pasaron y regresó un grupo de soldados con noticias, eran muy graves: Francisco consiguió dominar a las personas del imperio de piedra; tenían prisionero a su Rey. Esta misma noche debo viajar junto a los sacerdotes para acudir al llamado de Francisco.
Llegamos a lo que los sacerdotes denominarán el Imperio Inca, las armas y el miedo había sublevado a ese pueblo. En medio de montañas y grandes muros de piedra un río de sangre y muerte era iluminado por los rayos dorados que se desprendían de muchos objetos de oro; era evidente, Francisco obtuvo más oro que el Rey. Cierro los ojos, dos lagrimas caen, solo yo se las consecuencias, Francisco y yo tenemos el mismo rostro de  ambición.
Los días pasaron ante la muerte y sufrimiento de los incas mientras que Francisco se llenaba de regocijo, El rey estaba enterado del descubrimiento y nuevas tropas españolas venían en camino. Para mi suerte entre los incas y españoles les separaba un profundo abismo; era el idioma, la falta de compresión por ambas partes a Francisco lo enfurecía.
Toda mi vida fui prisionera de la injusticia, mi crimen fue haber buscado riquezas, mis cadenas eran mi belleza, mi don era mi piel, Yo prisionera entre oro y los incas prisioneros en el lodo refugiados en la obscuridad.
Hoy Francisco solicito mi presencia, me ofreció tierras, oro  y poder a cambio de que yo lograra obtener una forma de comunicarme y comprender al Rey Inca. Sonrió solo de imaginar el hecho de ya no depender de las personas más poderosas, este es mi momento de conseguir mi libertad. Quien mejor que una cortesana para ejecutar el mejor acto de comunicación donde intervengan los cinco sentidos ¿Será que mis armas de seducción y placer logran poder comprenderme con el Rey Inca?
Decidido y con un nuevo propósito, me llevaron ante el Rey Inca; casualidad o destino era el mismo hombre de la cascada, tenía demasiados golpes y furia pero no demostraba humillación ni cansancio. Es el momento de enfrentarse a la vida y demostrar quien tiene más fortaleza: Francisco, el Rey Inca o yo.




CAP II
Yo debía convertirme en la sombra del Rey Inca, ganarme su confianza, descubrir todos los lugares de estas tierras y comenzar el proceso de castellanización; mi primera acción fue ordenar la liberación de todos los incas.
Mis visitas continuaron al Rey Inca, volvió a su trono pacíficamente en una gran sala de piedra con dos pozos de fuego al costado; y desde ese momento surgió el cambio de culturas de dos mundos; nosotros vivenciamos de sus costumbres y religión, saciamos el hambre con su agricultura e impusimos nuestras leyes.
Los meses transcurrieron en medio de una niebla de paz; Francisco asentó su campamento entre la tribu inca y cesaron el fuego. Mientras tanto yo enseñaba castellano a los Incas y aprendía de su idioma.
A cada momento los ojos del Rey Inca caían sobre mí intensa e incandescentemente quemándome como el sol y mi propósito era despertar deseo en él.
Un día el Rey Inca entro en crisis y su mente se enturbió a causa de la llegada del Jefe de los soldados incas proveniente del Gran Templo de Piedra.
Era mi momento de actuar, acercarme al Rey Inca con su semblante lleno de dudas fue muy fácil; murió la persona a quien temía y me convertí en su consejera.
Yo era consiente que Francisco vigilaba cada uno de mis movimientos; yo logre con satisfacción la misión de enseñar castellano y poder comunicarse entre incas y españoles; pero me angustiaba pensar el hecho de retomar las armas y esclavizar a los incas después de yo descubrir la localización del Gran Templo de Piedra y sus tesoros; y esta vez mi corazón me prohibía cumplir con la traición.
El Rey Inca y el jefe de los soldados incas mantenían una amistad muy fraternal. Cuando escuche una conversación entre ambos descubrí; el Imperio Inca estaba divido; un grupo de soldados incas se preparan para atacar a los españoles y expulsarlos de sus tierras; pero el Rey Inca no estaba de acuerdo y quería seguir manteniendo contacto con los blancos.

Con el tiempo una serie de enfermedades y muerte ataco a los incas; han catalogado la peste blanca; acusan a todos los europeos de traer las malas enfermedades. El jefe de los soldados incas está convencido de ejecutar un levantamiento y expulsar a los blancos para liberarse de la peste.

Mi querido diario, mi confesor. Ese hombre misterioso de mirada imponente que tiembla cuando está cerca de mí, me ha brindado un hogar, hoy mi esencia es Inca y poco a poco he perdido la burguesía.

El posesor de la corona Inca es el dueño de mis sueños, mi corazón proclama valentía para aclarar mis sentimientos.

El Rey Inca me ha confesado que un grupo de soldados incas se acercan con la finalidad de asegurar una rebelión.

En una noche de tormenta y truenos; mi piel me pide a gritos sentir las manos de Francisco, en su tienda desnuda mi alma y mi cuerpo, las gotas de lluvia armonizan el ritmo con sus besos, el conoce mi mapa, mis pensamientos, mi ser.
El ruido de los truenos se incrementaron con el arribo de un río de espectros: eran los soldados incas; triplicaban el número del pueblo. Bañados en sudor observe en los ojos de Francisco el mismo asombro cuando el provoco a los incas.
Esa maldita noche las equivocaciones caían como las hojas de los arboles sopladas por un viento fuerte ¿Cómo reaccionar cuando nuestros propósitos son empañados? ¿Cómo vivir cuando nuestros propósitos no son claros?
La prisa nos vistió con ropa ligera, Francisco ordeno traer las armas y caballería mientras yo corría a pedir explicaciones al Rey Inca. Al entrar a la sala de piedra evidencie a un imperio inca desmoronarse por las dudas.
Esta historia sería diferente sí el temor no hubiera sido protagonista, la batalla de fuerzas comenzó. Francisco entro al lugar con muchas preguntas, cuales por mucho tiempo no serían descubiertas.
Yo en medio de dos pilares, Francisco al borde de perder su ambición y el Rey Inca ahogado en las decisiones. El demonio volvío a soplar el infierno cuando Francisco agredió a Rey Inca por no tener respuestas. La turba de soldados incas sujetaron a Francisco hasta que los disparos y cañones marcaron el poder. Y fue cuando mi camino se dividió en dos; vivía la ilusión de la atracción y la paz de un hogar o tenía la ambición por el poder, la riqueza y el amor.
Cerré los ojos y mientras escuchaba gritos y disparos deje a mi corazón tomar la decisión. Yo huía de la mano del Rey Inca; ¡A lo lejos la furia de Francisco gritó mi nombre!
Refugiados en medio del bosque el sol despertó, en ese memento el Rey Inca se convirtió en mi luz y mi guía, se escucha el eco de sonidos extraños de todos los incas que la noche anterior lograron escapar, el Rey Inca me dijo: esos sonidos significan, todos nos debemos reagrupar en el Gran Templo de la Montaña.
Yo fui su amuleto y por primera vez mi rostro se pintó una sonrisa de felicidad; no voy a negar; yo quería permanecer perdida junto a mi rey. La naturaleza nos proveyó de alimentos, cuando sentía cansancio el me dejaba reposar; era el revés de la baraja, mi corazón quiere permanecer junto a mi rey.
Al día siguiente el Rey Inca me dijo: antes de ir al Gran Templo quiero ir a mis tierras, solo comprendí cuando llegamos: la cascada con la magnífica construcción de piedra; era una posición privada del Rey Inca únicamente para su uso.
Noche de luna llena, una sutil bruma se desprendía de la impresionante cascada, el olor de las orquídeas me convirtieron otra vez en ninfa, el impulso me desnudo y me sumergí en sus aguas. Sublime se realizó el más profundo de mis sueños; sutilmente el aire se prendió de seducción; mi glorioso baño partió con mis dedos peinandome; en un segundo me sorprendió el calor de su aliento en mi cuello, sus manos deslizándose por mis hombros hizo que mi espalda se encontrara con su pecho; sumergidos en las cristalinas aguas mis poros destilaban placer y lentamente mis muslos se regosijaron sintiendo el poder  y la dureza de un rey.
Exhaustos el sueño nos invadió, al despertar mi felicidad había llegado a su fin; en medio de la nada me encontraba sola; el Rey Inca se había marchado; por horas espere despertar de la pesadilla pero él no regresó.
Yo diosa de las traiciones recibía una dosis de mi propia medicina, mis lágrimas recriminaban mi equivocación; ese hombre que la noche anterior amé me hizo perder el horizonte, dejándome sola para enfrentarme al mayor de mis miedos: Francisco.
 


CONTINUARA…..