LA CLASE DEL 2000

Quien diría que entre santos caminaban los demonios. Sí, el diablo siempre ha estado presente en las pinceladas de mi vida y por primera vez lo tenía frente a mí. Es así como comprendí todas las muertes que me venían siguiendo atrás, es así como iba a dibujar mi última historieta…    

Mi nombre es Charlie y soy caricaturista, era un lunes en la noche del día 30 de fin de mes y se debía presentar todos los diseños para la edición da la revista, me quede trabajando hasta tarde y casi a las doce decidí retornar a mi casa, cansado y con los ojos soñolientos subí las gradas del condominio, abrí la puerta del departamento 6, y como era costumbre colgué la llave y me comencé a desvestir para dirigirme a dormir, totalmente adormecido, exhausto y casi desnudo entre a la habitación y fue cuando encontré a Luzbel sobre mi cama esperando por mí. Lleno de pánico escuché a ese demonio decirme: me tarde, pero ya vine por ti…Yo con miedo e inmóvil le respondí: tú mataste a Stephen, Cabut y Maris.              

Mirándonos fijamente y recubiertos por llamas retornamos a la clase del 2000, era el cambio de siglo y el planeta entero vivía convulsionado por hipótesis  del anticristo que llegaría en esa época para dar lugar al fin del mundo.

Yo estaba en la secundaría cruzando el sexto curso en un colegio Laico de sacerdotes en la docencia, sin embargo las aulas de aquel plantel se reflejaban en el infierno. Allí estudiaba Lucifer, el alumno más tímido y callado que había conocido, cuando los profesores le preguntaban algo, él nunca respondía aunque supiera la respuesta, el resto de los alumnos siempre se burlaban de él y nunca se defendía, siempre pasaba solo, no tenía amigos y la verdad yo jamás tuve la valentía para acercarme o hablarle porque no quería que los demás  alumnos me pongan apodos si me veían junto a él. Un día a Luis Fernando denominado como Lucy Fer lo expulsaron del colegio, todo comenzó con rumores y burlas hasta que llego a oídos del director, con sus padres presentes el director le pregunto ¿Confirma lo qué dicen de usted, es usted homosexual? Y él no dijo nada, yo lo vi marcharse y aunque quería despedirme, no lo hice…

Con mi corazón agitado por causa de los recuerdos, entre las sombras de mi habitación pude constatar que
satanás es un ángel muy bello; el maligno recostado sobre mis sábanas en una forma de venus; sus cabellos largos parecían flotar por una fuerza sobre natural; y un vestido negro me tentaba destapando contorneadas pierdas saliendo cuales serpientes al ataque; entonces el intenso rojo de sus labios me hablaron con sensualidad:

-Sí Charlie yo los mate.
-Pero Luis Fernando…
-Charlie, mi nombre es Lisbeth.                  
-¿Desde cuándo?
- Desde que me dijeron ser el anticristo.

Ella rodeada de cáustica seducción con un mechero prendió un cigarrillo y yo precavidamente me subí el cierre y abroche mi cinturón para no hacerla notar que el fuego también me estaba encendiendo a mí, a pesar de todo tome valor para preguntarle:

-¿Eras tú el qué estaba escondido en el confesionario?
-Sí Charlie.
-Cuando el padre Cabut fue asesinado en la capilla del colegio, para mí fueron las acusaciones.
-Perdóname Charlie, ese infeliz se lo merecía.
-¿Por qué? Era solo el profesor de matemáticas.
-¡No Charlie! Era Judas.

Y con hermosa provocación me contó: después de haber sido expulsado del colegio su papá también lo hecho de su casa, solo tenía la opción de pedir ayuda a Cabut y él le había prometido amparo. Nunca entendí por qué el profesor de matemáticas le obligaba a un alumno a recibir clases extras en la tarde. Me respondí con sexo en mi mente, era el contorno de su espalda baja mi atracción. Ella cortó mi fantasía así:

-Charlie, el traidor se lavó las manos. Solo me quedó un candelabro con el que lo golpeé.
-¿Y el director Stephen?
-Venganza Charlie.

Después de haber matado a Cabut, Lisbeth se apoderó de ese adolecente, las calles se convirtieron en su monasterio y el frío en su rosario. Poco a poco la maldad se incrementó en forma de mujer, no fue difícil para satanás asesinar a quien había profetizado el apocalipsis. Entonces mi última recriminación fue:
 
-Maris era mi amigo.
-Muy amigo tuyo, Charlie, que lo preferiste a él.
-No fuiste el único golpeado por Maris.
-Charlie, tú eres igual de verdugo que él.

Sí, Maris era el rudo del colegio, nadie se podía escapar de sus burlas y empujones. Pero él era más victima que todos, sus deseos lo latigueaban. Fue hace cinco meses, mi amigo Maris apareció muerto en su automóvil, las sospechas concluyeron, Maris fue asesinado por una prostituta a la que subió a su carro. Y de pronto escuché:

-Solo me faltas tú, Charlie.

Entonces la preciosa y maligna criatura se levantó de mi cama, camino directamente hacia mí, y comencé a oler el aroma de azufre envuelto en jazmines que me excitaba más, me rodeo mirándome fijamente como leona cazando a su presa, yo sin poder moverme sentí el escote de sus pechos acariciar mi hombro, su mano dejando una huella quemada en mi abdomen desnudo y el beso de la muerte en mi mejilla, finalmente ella dijo:

-Me despido Charlie.

Sus tacones sonaron dirigirse a la puerta. Y reaccioné, entre pasión y miedo alcance a tomarla del brazo, no podía dejarla escapar sin que pague por sus vehementes cenizas regadas en mí.

Empujé al querubín de la lujuria a mí habitación, estaba decido, quiera ser la víctima del ángel caído, ser poseído por el pecado, ser condenado con su cuerpo epicúreo en pasión.